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domingo, 19 de abril de 2015

RE15 La llamada de una extraña (2° parte de 2)

- "¿Qué te pasa, tio?, ¿has visto un fantasma?. Jajajajaja"
Mis amigos se meten conmigo al notarme pasmado... Yo continúo observándola cómo prepara las bebidas.
  - "¡Olvídala!. Ninguno ha conseguido su teléfono... Y recuerda lo que pasó el otro día; todos le dimos nuestro número y no nos ha llamado a ninguno".
Estáis equivocados, chicos. No os ha llamado a vosotros, pero a mí sí.
Habíamos decidido darle nuestro nombre y número, pero al no tener dónde apuntarselos, cogí una de mis tarjetas profesionales y escribimos en ella... Por eso ella sabía cómo localizarme.
  - "Disculpadme. Tengo que ir al baño", me levanto de la silla y me dirijo a los baños.
  - " ¡Te vas a perder las alineaciones. No tardes!".
Al lado de la puerta de los baños hay otra que tiene un letrerito que indica que es la puerta del almacén. Miro hacia ella, me está observando de reojo, abro la puerta del almacén y me cuelo por ella. Cierro rápido, pero suavemente. Espero que nadie, aparte de ella, me haya visto entrar.
El sitio es oscuro, tranquilo, lleno de cajas y botellas, con algunas mesas y sillas descoloridas y llenas de polvo. Se escucha el murmullo de la gente a través de la puerta.
Quizás no haya sido buena idea el colarme aquí. Puede que ella no quiera entrar y hablar conmigo, aunque tampoco sé qué decirle... Creo que voy a salir...
La manilla de la puerta se ha movido y la puerta se abre. "¡Me han pillado!", pienso para mis adentros mientras la puerta continúa abriéndose...
Una figura femenina se cuela en la estancia. Es ella. Yo me quedo paralizado sin saber qué decir.
Ella se vuelve y cierra la puerta. Pasa el pestillo y gira la llave. No puedo imaginar qué ocurrirá, pero sí sé que quiero una explicación a lo ocurrido esta mañana.
  - "¿Por qué yo?". Es lo único que acierto a decir.
Ella se acerca, sonríe y me abraza...
  - "Porque tienes cara de ser un buen chico... Y porque me gustas".
Aunque tiene el pelo recogido, un mechón de pelo tapa parte de la mejilla, así que se lo aparto suavemente, me dejo llevar por el momento y la beso.
Ella me abraza más fuerte y se sube a mi cintura.
Instintivamente pongo mis manos en sus nalgas mientras sigo besándola...
Busco un lugar donde esté cómoda y sirva de plataforma para poder seguir interrogándola... o no. Una vieja mesa es el lugar idóneo...
Dejamos de besarnos y la miro a los ojos. Tiene ese brillo en los ojos que denota deseo... Un deseo inexpresado que tiene por objetivo a mí mismo.
Me dejo besar el cuello mientras bajo la mirada y descubro que su blusa blanca muestra su precioso escote... y es solo para mí.
Separo con mi cara la blusa, como buceando entre ella, para buscar esos preciosos pechos y besarlos hasta la saciedad.
Mientras, ella va sacandome la camisa de debajo del pantalón y sacando los botones de los correspondientes ojales.
Yo hago lo propio con su blusa. Se la quito y la abandono en la misma mesa. El sujetador es mi próximo objetivo, pero ella me advierte que esta vez no es aconsejable seguir por ahí... ¿Esta vez?. ¿Habrá una próxima?. Celebro saber que seré tu juguete una vez más...
Sólo puedo besar tus pechos, así que, aunque limitado, espero poder ser suficientemente convincente para conseguir mucho más de tí.
  - "¡Uuuuyyyyyyy...!
Resuena tras la puerta. El partido ya ha empezado y algún disparo ha salido por fuera de la portería.
Pero yo estoy jugando en otro campo y contra otro rival mucho más imponente... Este partido es el que de verdad me importa ganar.
Con sutileza, ella me ha desenganchado el cinturón, ha soltado el botón del pantalón y me ha bajado la cremallera. El pantalón cae por su propio peso y me deja casi a merced de sus deseos.
Yo le subo la falda que tantas veces nos ha hecho perder la cabeza, y voy deslizando su tanguita hasta que lo saco por los pies, dejando a la vista un buen panorama de sus intimidades.
  - "¡Falta!. ¡Eso es falta!. ¡Esa es una entrada de tarjeta!", vuelve a oírse tras la puerta.
Dejo que deslice mis gayumbos, descubriendo mi pene. Me lo acaricia a modo de masturbación suave mientras volvemos a besarnos.
Yo hago lo mismo con su vagina... Noto que está bastante humedecida y acaricio suavemente el clítoris para facilitar el contacto final.
Ella gime y jadea.
La invito a colocarse más al borde de la mesa y dejo que nuestros genitales se froten mutuamente...
Es una sensación muy agradable.
Mi pene busca irremediablemente la penetración. Ella me coge la punta y me guía a las puertas de su paraíso...
  - "¡Menuda entrada le ha hecho!. ¡Esa sí que es tarjeta roja!"
Voy dejando que mi pene avance al ritmo que ella pide. Pronto puedo hacer una penetración profunda, larga y cargada de sentimientos hacia ella...
No puedo evitar decirla que la quiero en varias ocasiones, a lo que ella responde de la misma forma.
Dejo que su espalda descanse sobre la mesa, la cojo por la cadera y la atraigo hacia mí con más intensidad.
La mesa se mueve. Tiembla acompasadamente a nuestro ritmo y nos acompaña en nuestra aventura facilitando aún más nuestro juego.
Ella jadea con más fuerza.
  - "Sigue así, cariño. Me gusta cómo me lo haces... ¡Mmmmm!"
Interpreto que la cosa va bien. Estoy seguro de que voy a conseguir asestar un buen golpe en su corazón y en su cabeza...
Arquea la espalda mientras se agarra con fuerza a la mesa y clama con ganas:
  - "¡Dame más fuerte!. ¡Métemela más!... Síiiii... ¡Aaaaahhhhmmmmm!"
Subo la frecuencia de mis penetraciones a la vez que las hago mucho más profundas, haciendo que mis genitales golpeen en su cuerpo con mucha más fuerza.
La penetración se hace audíble. Como si estuviese golpeando con la mano abierta un tubo de grasa...
¡Ploch!... ¡Ploch!... ¡Ploch!... ¡Ploch!...
  - "¡Aaahhhmmm... Aaahhhmm... Aaahhhmmm... Siiii... Siiii... Dámelo todoooo...!"
Tus gritos ensordecen gracias a la tensión del partido...
Y de pronto...
  - "¡Goooooooooooooool!". A la vez que gritas tu orgasmo con verdaderas ansias... Como si celebrases el gol desde nuestro refugio.
Me miras con verdadera lujuria, mientras vas deslizando mi pene fuera de tí.
Te pones el tanguita y te bajas la falda mientras voy reaccionando a este disparatado encuentro.
Te vistes la blusa y me besas con fuerza. Agradeciendo haber hecho realidad tus deseos y dejando aclaradas tus dudas de si sería un buen amante.
Giras la llave, desencajas el pestillo y abres la puerta, no sin antes echar un último vistazo al contrario con mirada maléfica.
Pienso si en realidad he vencido, o me han vencido...
Termino de vestirme y abandono el almacén, como si me devolviesen a la realidad maldita de mi vida insulsa.
Me acerco a la mesa donde están mis amigos. Están exhultantes y se congratulan mutuamente...
  - "¡Menudo partidazo te has perdido!. ¡Vaya golazo!" gritan casi fuera de sí.
Miro hacia la barra del bar, donde está ella. Me devuelve la mirada con una sonrisa y me saca la punta de la lengua graciosamente.
Todos nos volvemos a casa contentos...
Tras despedirme del grupo, me suena el teléfono... Lo miro y es un mensaje de WhatsApp.
Me lo ha enviado ella...
"Quiero que el partido de vuelta se juegue en tu casa..."
Sonrío. Miro al cielo y doy las gracias a la vez que cierro el puño con fuerza.
Bajo la vista y tecleo la contestación:
"Volverás a perder... Te lo aseguro".

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