Translate (Posts from originals in Spanish)

sábado, 11 de abril de 2015

RE10 Un encuentro inesperado (1° parte de 3)

Siempre fuiste mi mejor amiga. Me ayudabas en todo, a veces hacíamos los deberes juntos, nos juntábamos en la plaza con el resto de compañeros de clase y fuiste, en demasiadas ocasiones, confidente de mis problemas.
Así te recordaba yo. Una jovencita muy agradable, de ojos claros, pecas por toda tu cara y los rayos del sol por cabellera.
Nunca te dije lo que sentía por tí porque creía que si te lo decía, te perdería como amiga, y eso era lo peor que me podía pasar...
Dejé pasar el tiempo y con él, todas las oportunidades que tuve de declararte mis sentimientos.

Ha pasado el tiempo, mucho tiempo.

Mi vida se ha vuelto tranquila, sensata, centrada en mi trabajo, mis amigos, mi perro, mi casita en la montaña...

Acabas de pasar delante de mí, con los que supongo que son tus hijos, en el hipermercado, haciendo la compra, y ni siquiera me has visto.
Tu cara transmite preocupación mientras empujas trabajosamente el carro con la compra. Yo voy observándote a lo largo de los pasillos, desatendiendo mi propia compra. Los niños, con sus incesantes peticiones y preguntas, te agotan... Quieres acabar ya con la compra.
En uno de los pasillos, te sientes tan agobiada, que descansas tu cabeza sobre la barra del carro mientras rezas que todo termine ya... Yo me acerco, y poso mi mano sobre la tuya;

  - "¿Te encuentras bien, Lucía?", te pregunto con voz suave y tranquila.

Tú te levantas como un resorte y me miras con mucha sorpresa. Tu cara va cambiando de extrañeza a una alegría indescriptible... Das un grito y me abrazas con fuerza.

  - "¡ Edy, cuanto tiempo!. ¡Qué alegría verte de nuevo!".

Tu rostro ya no es el de hace unos segundos. Se ha borrado todo tu cansancio y tu sonrisa ilumina todo el centro comercial.
Dejo que te tranquilices y hablamos largo rato de nuestra vida. De nuestros caminos desde que nos vimos por última vez, de mi vida alejada del mundanal estilo de vida urbanita, de tu vida familiar, de tu divorcio, de nosotros... y de lo mucho que te eché de menos, de todas las veces que te necesité, de lo bien que me hubiese venido tu amistad en determinados momentos críticos de mi vida...

Tus hijos no hacen otra cosa que observarme mientras recorremos los pasillos llenos de comestibles, y aprovechan tus descuidos para meter en tu carro chucherías y algún que otro juguete de los que te has percatado en la línea de caja, poniendo en un verdadero compromiso a la cajera, pues casi la mitad del contenido del carro es "desperdiciable".
Te ofrezco mi carro para que vuelques en él todos esos productos mientras vas poniendo en la cinta móvil tu verdadera compra.
Ahora el compromiso lo tengo yo...
Voy colocando mi compra en la cinta. Tus hijos se quedan mirando tristemente las cosas que van quedando en el carro. Cuando termino, le pregunto a la cajera cuánto va de compra y vuelvo a mirar a los niños... Han metido demasiadas cosas. Cojo una cesta y voy metiendo juguetes y chucherías.
Dejo unas chocolatinas y un balón en la cinta mientras sigo llenando la cesta.

  - "Incluye esto en la compra", advierto a la cajera.
  - " ¿Estás loco?, ¡eres peor que los niños!" te enfadas recriminando mi acto.
  - "Me apetecen las chocolatinas y no tengo un balón para jugar en mi finca", me excuso mirando a los niños mientras les guiño un ojo y sonrío.

Pago la compra y me disculpo a la cajera por la cesta que dejamos sin comprar. Sonríe y argumenta no darle importancia.

Recorremos el pasillo hasta la salida al aparcamiento continuando nuestra conversación llena de recuerdos mientras los niños van jugando con el balón y comen alguna chocolatina. Están eufóricos.

Llegamos a la altura de tu coche y descargas tu compra en el maletero.
Pides a los niños que suban al coche, que lo hacen sin rechistar, mientras se llevan el balón consigo.

Intentamos despedirnos sin mucha pompa, pero todos nuestros sentimientos reprimidos nos juegan una mala pasada. Lo que iba a ser un beso en la mejilla se va lentamente convirtiendo en un beso en los labios, recatado al principio, pero apasionado al final...

  - " ¿Y si te vuelvo a necesitar?". En un vago intento por mantenerte entre mis brazos dejo caer la pregunta con trampa...
  - "Nunca he dejado de ser tu amiga", me dices mientras acaricias mi pecho y mantienes la mirada perdida en el cuello de mi camisa a la vez que sonríes.
  - " Ven a verme siempre que quieras... Mi casa estará abierta para tí...".
Te entrego una tarjeta de visita, con la dirección de la casita y mi número de teléfono.
La coges y te la pones en el pecho, sin dejar de sonreír, como una adolescente a la que su chico le ha dado su número de teléfono y das un par de pasos hacia atrás, te giras y abres la puerta del coche. Me miras de nuevo...
Mantenemos la mirada unos segundos y nos decimos adiós...

Busco mi coche y me dirijo hacia él.
Abro el maletero y oigo el aviso de que me ha llegado un mensaje al móvil... Es un mensaje de un número desconocido...

"Esta noche me perderé buscando esta dirección. Necesitaré que vengas a rescatarme...
Te espero".

No hay comentarios:

Publicar un comentario